El Lado Oscuro de la Fama
- Guido Rojas
- 25 jul 2017
- 4 Min. de lectura
"Sexo, drogas y rock and roll" Parece ser una premisa obligatoria dentro del mundo de la música. Tras los recientes fallecimientos de Chris Cornell (Soundgarden, Audioslave, Temple of a Dog, etc.) y Chester Bennington (Linkin Park) (foto) el abuso de alcohol, drogas e incluso la depresión y el suicidio han ido en aumento entre las principales causas y por consecuencia, hemos tenido que decir adiós a los grandes quienes sonorizaron a toda una generación.
Ante todo, valga la aclaración. Este estudio no es producto del morbo ni busca alimentarlo. Desde que el rock se volvió sinónimo de contracultura, dos frases nefastas quedaron ligadas a su modo de vida: "vive rápido, muere joven" y "muere joven y deja un cadáver bonito", y son varios los casos que pueden adjudicarle a estas máximas erráticas. Sin embargo, no nos vamos a referir a esos ejemplos, sino a aquellos que abandonaron el plano terrenal de una manera enigmática, llamativa o hasta inclusive ridícula. A fin de cuentas, pasar a mejor vida después de una maratón de sexo desenfrenado y cantidades industriales de cualquier exceso posible no es lo mismo que cometer un suicidio debido a las crisis existenciales producto de una enfermedad tan difícil de ilustrar como la depresión.
Este 2017 se ha vuelto bastante amargo para nosotros, los melómanos que crecimos viendo MTV o yendo a la Feria del Disco a preguntar por el último disco recién estrenado de nuestras bandas favoritas. Una de las voces más influyentes del movimiento "grunge" propio de Seattle, Washington, en los Estados Unidos, Chris Cornell fue encontrado muerto el 18 de mayo de este año. Dos meses más tarde, un 20 de julio, Chester Bennington, vocalista de Linkin Park fue hallado colgado en su domicilio. Ambos cometieron suicidio por ahorcamiento, sin dejar ninguna carta de despedida.
El Club de los 27
Para poder contextualizar. Uno de los misterios más grandes de la música popular se relaciona con el famoso “Club de los 27”, denominación que se refiere al grupo de músicos célebres que comparten una fúnebre singularidad: haber muerto trágica y prematuramente a la edad de 27 años, en casos relacionados mayormente con el abuso de drogas y alcohol, accidentes inexplicables e incluso el suicidio.
Todos ellos fortalecieron la leyenda urbana de que la muerte de músicos célebres a esa edad eran un fenómeno inusualmente común, especialmente si estos se encontraban, al momento de su deceso, en la cima del éxito.
Balance de los últimos músicos difuntos:
El extraño mundo de la fama y las adicciones
Un artista, del área que sea, que se vuelve conocido, famoso, ídolo, tiene una responsabilidad. Y el medio que él lo sustenta, comercializa, representa, en quien tiene el deber de velar porque este se encuentre en buenas condiciones físicas y emocionales para seguir adelante con los planes de grabación, giras o lo que sea que sus contratos estipulen.
Los suicidios y muertes por sobredosis en el rock y otras áreas de la música se vienen dando desde hace muchísimo tiempo, sin embargo, pareciera que nadie se hace cargo de aspectos que deberían considerarse "parte de" al momento de dirigir la carrera de un artista. Es decir, puntualmente a la sensibilidad extrema de alguien que crea arte, ya sea un cuadro, una poesía, o una canción. Inmediatamente se somete a estar bajo la crítica de otros. En efecto, por más rockeros que sean y se vean, sienten y viven todo de otra manera: son más intensos, sufridos, son personas vulnerables.
Pablo Arenas, psicólogo social y docente de la Universidad Católica del Norte, nos explicó por qué ocurrió el triste suicidio del vocalista de Linkin Park, Chester Bennington.
La cercanía en el tiempo entre los decesos de Chris Cornell y Chris Bennington, deberían marcar un precedente en cuanto a los cuidados que necesita un artista. Estamos hablando de tremendas pérdidas humanas, pero también de personas que están en un gran nivel en su calidad de artistas y que tienen millones de seguidores alrededor del mundo. Por lo tanto, el mensaje que dejan a todas estas personas es desolador.
Según un estudio realizado por la revista Rolling Stones en los Estados Unidos, un 55% de las muertes de los artistas ha sido por algún tipo de sobredosis; otro 15% por alguna enfermedad mortal ya sea cáncer o SIDA; un 10% por algún tipo de accidente tales como: automovilístico, y/o aeronáutico; y finalmente un 20% por suicidio. Durante la carrera de los músicos, se trabaja arduamente con y en ellos. Se construye su imagen, se elaboran discos, videoclips, se hacen numerosas giras que generan cuantiosas ganancias. Se invierte en estas personas. Pero, ¿quién se encarga del bienestar de ellos? ¿Quién cuida a los artistas?
Jorge Parraguez, guitarrista y vocalista de la banda antofagastina Cangrejo, quienes han recorrido el territorio nacional y Fabiana Giménez, baterista de Croupier y La Quinta Bemol expresaron su opinión respecto a esta relación entre los músicos y los excesos de la fama.
En 1994, cuando el líder de Nirvana, Kurt Cobain decidió quitarse la vida existió una serie de suicidios entre sus fanáticos.
Luego nos asombramos y llegamos a la misma conclusión de siempre: "¿estaba enfermo?". Y si estaba enfermo ¿por qué seguía actuando? ¿de gira?, ¿etcétera?
Buscar culpables suele ser algo que resulta odioso pero inevitable. Pero más que culpables debemos plantear soluciones. Claramente que la pérdida de personas netamente talentosas podría evitarse.
Cuando se habla de muertes de iconos musicales, tendríamos que remontarnos al 2016, el cual podría ser el peor año de la historia.
La sorprendente muerte de la estrella británica del pop George Michael el 25 de diciembre es la más reciente sorpresa en 12 meses horribles en los que les dijimos adiós a David Bowie, Glenn Frey, Prince, Merle Haggard, Juan Gabriel y Leonard Cohen y en Chile, al gran Peter Rock, para nombrar solo algunos de los artistas más influyentes y populares que nos dejaron aquel año. De ahí en adelante hasta el presente 2017, viviríamos los suicidios Chris Cornell y la de Chester Bennington.
Quizá nunca podremos evitar la muerte de alguien, sin embargo, lo que más nos dolerá a nosotros como fanáticos, será la amargura por no haber podido verlos en vivo y conformarnos por adquirir su música, la cual muy curiosamente aumenta sus ventas tras las muertes de éstos artistas, tales como: Michael Jackson, Whitney Houston y The Beatles quienes comenzaron a lanzar re-ediciones de sus discos tras el fin de sus carreras.
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